- 21 Dic
Bajo el caluroso sol de diciembre, doña Blanca Saiki, productora de granos oriunda del distrito de General Artigas, Departamento de Itapúa, nos recibe en su casa con los brazos abiertos, nos da la bienvenida y nos ofrece el desayuno demostrando la calidez que la caracteriza, el objetivo es compartir un momento juntos previo al inicio de la jornada.
La mesa estaba lista, el tradicional cocido paraguayo, un poco de café y unos dulces estaban servidos. Su simplicidad hizo que nos sintamos como en casa, ya estábamos ansiosos por conocer la historia detrás de la mujer que observábamos, quien demostraba poseer un carácter fuerte e imponente. Claro está que la coraza iba reforzada, debido a las diversas situaciones por las que atravesó en la vida. Hoy, estas la convierten en un símbolo de lucha por la equidad de género y de la defensa del sector productivo.
Blanca Esquivel Saiki, más conocida como Blanca Saiki –por haber contraído matrimonio con un agricultor japonés– cumple 69 años el próximo 11 de enero, de padre herrero y de madre ama de casa, ambos paraguayos, recordaba que había estudiado la carrera de Ciencias de la Educación, y comentaba al equipo que no pudo culminarla por dificultades económicas. Con el correr del tiempo, recibe una oferta de trabajo y decide mudarse a Pirapó, localidad en Itapúa donde conocería a Tomoyuki Saiki, migrante japonés, quien había arribado en barco a Paraguay años atrás y que posteriormente se dedica a la producción de granos.
El inicio del relacionamiento con Tomoyuki no era bien visto; la desconfianza por ser mujer en un ambiente donde solo la labor de los hombres era aceptada, se mostraba significativa; sin embargo, a pesar de las adversidades, se inicia como administradora y trabajan en conjunto, allí demuestra que con trabajo arduo se logran grandes resultados. Años después contraen matrimonio y forman una familia, hoy es madre de Tomoki Ramón, Toshio y Haruki.
“Me casé joven y no era muy aceptada por la familia de mi esposo”, relata Blanca mientras expresa que no era del agrado de sus suegros por ser paraguaya y de cultura diferente; no obstante, decidió pelear por su matrimonio y salir adelante.
“Desde pequeños, mis hijos me acompañaban al campo, los subía al tractor, los sentaba a mi lado y trabajábamos juntos”, cuenta doña Blanca, quien tuvo que aprender a manejarse sola ante las adversidades en medio de un ambiente áspero demostrando su fortaleza. Posteriormente, su esposo Tomoyuki enferma gravemente y se produce su deceso.
Blanca es la única mujer miembro de la Coordinadora Agrícola, promueve la defensa de los productores, la inclusión y el respeto a la mujer en el sector productivo. Trabaja aplicando Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), tales como la siembra directa, la protección de cauces hídricos, la utilización de cortinas rompevientos, la implementación de barreras vivas y el control de la correcta aplicación de defensivos agrícolas, a modo de mejorar la calidad de su producción y lograr la sustentabilidad para conservación del medioambiente. Además, se destaca por ser parte del Comité Directivo de la Plataforma Departamental de Soja Sustentable del Departamento de Itapúa, donde acompañada de representantes de los sectores público-privado, académico y de investigación, y la sociedad civil, se trazan planes de acción y se priorizan lineamientos a implementar, con el fin de lograr la sustentabilidad en las producciones.
Si bien sostuvo que el 2017 fue un año con muchas dificultades en la producción a causa del cambio climático, por varias caídas de granizos y que afectaron el cultivo, supo sobreponerse y superar las pérdidas con ayuda de sus hijos.